martes, 1 de marzo de 2011
Juana de Arco.
Mi nombre es Juana de Arco y nací el 6 de enero de 1412 y fallecí el 30 de mayo de 1431.
También soy conocida como la Doncella de Orléans (o, en francés, la Pucelle), fuí una heroína, militar y santa francesa. Mi festividad se celebra el día del aniversario de mi muerte, como es tradición en la Iglesia Católica, el 30 de mayo.
Nací en Domrémy,un pequeño poblado situado en el departamento de los Vosgos en la región de la Lorena, Francia, ya con 17 años encabezé el ejército real francés. Convencí al rey Carlos VII de que expulsara a los ingleses de Francia y éste me dio la autoridad sobre su ejército en el Sitio de Orleans, la batalla de Patay y otros enfrentamientos en 1429 y 1430. Estas campañas revitalizaron la facción de Carlos VII durante la Guerra de los Cien Años y permitieron la coronación del monarca. Como recompensa, el rey eximió a mi pueblo natal del impuesto anual a la corona. Esta ley se mantuvo en vigor hasta hace aproximadamente cien años. Posteriormente fuí capturada por los borgoñones y entregada a los ingleses. Los clérigos me condenaron por herejía y el duque Juan de Bedford me quemó viva en Ruán. La mayoría de los datos sobre mi vida se basan en las actas de aquel proceso pero, en cierta forma, están desprovistos de crédito pues, según diversos testigos presenciales del juicio, fueron sometidos a multitud de correcciones por orden del obispo Cauchon, así como a la introducción de datos falsos. Entre estos testigos estaba el escribano oficial, designado sólo por Cauchon, quien afirma que en ocasiones había secretarios escondidos detrás de las cortinas de la sala esperando instrucciones para borrar o agregar datos a las actas.
Veinticinco años después de mí condena, el Rey Carlos VII instigó a la Iglesia a que revisaran aquel juicio inquisitorial, dictaminando el Papa Nicolás V la inconveniencia de su reapertura en aquellos momentos, debido a los recientes éxitos militares de Francia sobre Inglaterra y a la posibilidad de que los ingleses lo tomaran, en aquellos delicados momentos, como una afrenta por parte de Roma. No obstante mi familia también reunió las pruebas necesarias para la revisión del juicio y se las envió al Papa, pero éste se negó definitivamente a reabrir el proceso. A la muerte de Nicolás V, fue elegido papa el español Calixto III (Alfonso de Borja) el 8 de abril de 1456 y es él quien dispuso que se reabriera el proceso. Mi inocencia Domrémy fue reconocida ese mismo año en un proceso donde hubo numerosos testimonios y se declaró herejes a los jueces que me habían condenado. Finalmente, ya en el siglo XX, en 1909 fuí beatificada y posteriormente declarada santa en 1920 por el Papa Benedicto XV. Ese mismo año fuí declarada como la santa patrona de Francia.[2]
Mi fama se extendió inmediatamente después de mi muerte: fuí venerada por la Liga Católica en el siglo XVI y adoptada como símbolo cultural por los círculos patrióticos franceses desde el siglo XIX. Fuí igualmente una inspiración para las fuerzas aliadas durante la Primera y la Segunda guerra mundial.
Popularmente, fuí contemplada por muchas personas como una mujer notable: valiente, vigorosa y con una gran fe. Hoy en día soy objeto de especial interés en la República de Irlanda, Canadá, Reino Unido y los Estados Unidos. En el movimiento del escultismo soy la santa patrona de las guías (rama femenina).
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